Calzonazos

Aunque puede que el hombre tenga su parte de razón, ya que no descubrimos nada a nadie si decimos que tanto en Serbia, como en España o cualquier país del mundo la última palabra la tiene la mujer, es curioso ver excusarse a Djukic diciendo que su mujer no le deja ser seleccionador. Descubriéndose como un calzonazos ante el mundo entero, en vez de explicar los motivos reales de entrada y sin excusas. Creo que si cambiamos a los periodistas que estaban en la rueda de prensa cuando Djukic pronunció la frase mágica, por una clase de primaria todos los niños gritarían con voz cantarina: "¡¡Djukic tiene miedo!!".

Pero después, Djukic, se dio cuenta de su error, de que había quedado como un auténtico calzonazos e intentó arreglarlo diciendo lo siguiente:

Le habían ofrecido ser seleccionador Serbio y entrenador del Partizán de Belgrado a la vez, pero el tío se agobió y metió a su mujer de por medio. Le puede pasar a cualquiera.

Lo cierto es que, desde que Djukic falló aquel penalti, en la última jornada, contra el Valencia y que le hizo perder la liga al Deportivo (y ganarla al Barça), este tipo no está bien. Tomar responsabilidades le agobia. Es más, pienso que en realidad su mujer le anima constantemente a que sea seleccionador, pero Djukic no se atreve. Cuando le ofrecieron el puesto se preguntó a si mismo: "¿Y si vuelvo a fallar?"